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martes, 25 de febrero de 2020

Derek Dooley: entre los dos equipos de Sheffield


Derek Dooley nació el 13 de diciembre de 1929 en Pitsmoor, en Sheffield, la ciudad a la que estaría ligado prácticamente toda su vida. Comenzó a jugar para el Sheffield YMCA donde se empeñó, contrariando a su entrenador, en jugar como delantero, la posición que como se vería más adelante, le venía como anillo al dedo. 

Dooley fichó por el Lincoln City en 1946, jugando primero en el filial durante dos temporadas, donde fue el máximo goleador y en ese tiempo jugó dos partidos con el primer equipo, anotando un gol en cada uno de ellos. Fue el momento en el que el Lincoln City decidió mejorarle el contrato para que pasase a formar parte activa del primer equipo pero Dooley decidió ayudar a su antiguo club, el Sheffield YMCA en la final del campeonato de la Northern Counties. Fue esa final precisamente la que hizo que Tommy Walker, un famoso scout de la época, se fijase en él para el Sheffield Wednesday y, unos días después, una simple reunión con Eric Taylor, entonces el entrenador de los Owls, bastó para que Dooley estampase su firma en un contrato.

En cuatro años Dooley marcó 55 goles en 38 apariciones con el tercer equipo del Wednesday y 37 goles en 49 apariciones con el filial, incluyendo ocho tantos en un mismo partido. La oportunidad con el primer equipo le llegó en marzo de 1950 contra el Preston North End y, a pesar de lo que había destacado en las categorías inferiores, no logró impresionar demasiado en su debut.
Aquella temporada de 1950-51 llevó al Wednesday a segunda división y la siguiente temporada tendría un pésimo arranque en el que solo lograría tres victorias en sus diez primeros encuentro, aunque acabaría enderezando el rumbo. 

Fue el momento en el que Dooley regresó al primer equipo, dispuesto a desquitarse de un debut no muy positivo. Fue contra el Barnsley y anotó los dos goles que le dieron la victoria al Wednesday. A partir de ahí, Derek hizo gala de su gran olfato de cara a puerta, convirtiéndose en uno de los goleadores más prolíficos en la historia del Sheffield Wednesday.
En 9 partidos llegó a anotar 22 goles, alcanzando en su primera temporada en el primer equipo los 46 goles, un récord que todavía se mantiene y que sobrepasaba el anterior récord de 37 goles que tenía Jimmy Trotter. Aquella temporada, a pesar del pésimo arranque, terminó con el Wednesday ascendiendo a la primera división.

Para la temporada 1952-53, Dooley alcanzó la muy respetable cifra de 16 goles en 24 partidos, pero su trayectoria guarda un giro dramático que hizo que su carrera como futbolista se truncase abruptamente el 14 de febrero de 1953, cuando sufrió un severo golpe en Deepdale contra el portero del Preston George Thompson y se rompió la pierna.
Las radiografías que se le realizaron indicaron que sufría una doble fractura de tibia y peroné y pasó por el quirófano. Ocurrió que un par de días después de la operación, una enfermera notó que Dooley no reaccionaba cuando se le tocaban los pies y enseguida se señaló que había perdido sensibilidad. Tuvieron que explorarlo detenidamente y descubrieron que se le había iniciado una gangrena para la que solo existía un remedio: amputarle la pierna. Entonces se rumoreaba que la gangrena se había desarrollado por una infección provocada por los productos con los que se pintaban las rayas del campo. 


Retirado como futbolista, Dooley se convirtió en entrenador del Sheffield Wednesday ya en enero de 1971, con el equipo en la parte baja de la tabla de la segunda división y terminando con una decimoquinta plaza que servía para salvarlos del descenso. Dooley ocuparía el banquillo del Wednesday hasta el 24 de diciembre de 1973, momento en el que hubo un cambio en la directiva y las nuevas figuras en la presidencia del club decidieron cesarlo. Dooley consideró que no le trataron con el respeto que merecía y, de hecho, pasarían 20 años hasta que el prolífico goleador volviese a poner un pie en el estadio de Hillsborough. 


Curiosamente, tras ser despedido del Wednesday, Dooley aceptó un puesto como manager comercial en el Sheffield United, el gran rival del Sheffield Wednesday, del que pasaría después a director ejecutivo del club y a ser socio fundador del Senior Blades Club junto a George McCabe.
Aunque se retiró como director ejecutivo del Sheffield United en 1996, se vio en la obligación de regresar tres años después, momento en el que los Blades pasaban por un duro bache, con una deuda superior a cuatro millones de libras y en las posiciones de descenso de la tabla de la segunda división. Dooley volvió para hacerse cargo del equipo como presidente y durante su mandato, el Sheffield United regresó a la Premier League tras doce años de ausencia. Fue en abril de 2006, con el equipo celebrando el ascenso cuando Dooley anunció su renuncia como presidente para degradarse a vicepresidente. Unos cuantos años antes, en 1992, y tras haberse negado en repetidas ocasiones, Derek Dooley aceptó finalmente la invitación al palco de Hillsborough para presenciar el derby entre el Sheffield Wednesday y el Sheffield United y recibió una sonora ovación por parte de la hinchada de los dos equipos.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Los Sheffield Zulus: entretenimiento Victoriano

 
Con un período de vida muy corto durante la Inglaterra victoriana, los Sheffield Zulus, como se les conoce popularmente, fueron uno de los equipos más curiosos que vieron la luz en los primeros años del fútbol inglés y encuentran su origen en la invasión del ejército británico del reino de Zululandia, en la actual Sudáfrica.

En 1879, en el marco de la guerra anglo-zulú que enfrentó al ejército británico contra el pueblo zulú, un conflicto agravado cuando Cetshwayo comienza a eliminar a sus hermanos para preparar su ascenso al trono una vez muerto Mpande, su padre. Cuando Cetshwayo toma el poder comienza a armar a su ejército para evitar cualquier tipo de problema con las fronteras en el momento de la expansión británica, cuyo plan de organizar una federación de estados se veía obstaculizado por la República de Natal y el reino zulú. 
Todo ello desemboca en una primera invasión británica que  llevó a la batalla de Isandhlwana, donde fueron masacrados los británicos, y que terminó en la batalla de Ulundi. La guerra anglo-zulú dejó un reguero de más de 2.000 británicos muertos y más de 7.000 zulús. 

En ese mismo año de 1879 nos encontramos en los campos de fútbol ingleses un equipo llamado Sheffield Zulus (o simplemente The Zulus) que hace su primera aparición en Scarborough pero que acaparó toda la atención cuando se presentó en Bramall Lane, el campo del Sheffield United, en un partido que les enfrentó a XI representativo de jugadores de la zona. 
El partido, que contó con el patrocinio del ayuntamiento de Sheffield, fue seguido por unas 2.000 personas y los Zulus acabaron ganando por 5-4. 

Este equipo fue idea de un tal Mr. Brewer of Fargate, cuyo objetivo era el de dar forma a un club que jugase partidos benéficos para recaudar fondos para viudas y huérfanos de la guerra anglo-zulú. 
Los Sheffield Zulus iban ataviados con uniformes totalmente negros y complementos como plumas en la cabeza, collares de cuentas de estilo africano, escudos y lanzas y, por supuesto, rostros pintados de negro con corcho quemado. En su alineación había jugadores ingleses, la mayoría de la zona de Sheffield, que habían sustituído su nombre real por un nombre zulú. Por ejemplo, en sus filas estaba Thomas Buttery, por entonces con 50 años, que se hacía llamar Cetewayo y que había participado junto a su hermano Edward Buttery en el primer partido de fútbol jugado con luces el 15 de octubre de 1878; Arthur Malpass (Sirayo), Jack Hunter (Dabulamanzi), arquitecto del Blackburn Olympics que ganó la FA Cup de 1883; Tom Cawley (Jiggleumbengo) o James Lang (Magnenda), que suele ser considerado como el primer futbolista profesional, porque aunque no recibía ningún pago formal por parte del Sheffield Wednesday, al mismo tiempo el club lo tenía contratado como empleado y entre sus funciones en un despacho estaban la de leer el periódico o beberse una taza de té.

El partido jugado en Bramall Lane generó tanto interés que llevó a los Sheffield Zulus a programar más encuentros: hubo un empate a dos contra el Chesterfield o un 6-0 al Barnsley Victoria & District.
El 21 de abril de 1880, el equipo visitó Hampden Park para medirse al Queens Park, partido que perdieron por 7-0. Más tarde, en la Navidad de aquel año de 1880 se midieron al Hibernians y también salieron derrotados por 6-0.
Los Zulus tuvieron incluso una oferta para un tour por Sudáfrica que tuvieron que rechazar porque ya se les habían echado encima y su final como equipo estaba muy cercano.

¿Por qué se disuelve en 1882 el Sheffield Zulus? Hay que recordar que estamos en una época en la que prima el fútbol amateur y el profesionalismo está todavía prohibido. En ese momento, el equipo se ve envuelto en un escándalo tras descubrirse informes que señalan que los jugadores de los Zulus reciben pagos por sus servicios o, lo que es lo mismo, cobran por jugar. Esto lleva a que la FA emita un comunicado el 9 de febrero de 1880 en el que amenaza con la expulsión inmediata a cualquier jugador del Sheffield Zulus que reciba cualquier tipo de pago por participar en sus diferentes partidos. 
En 1881, William Pierce-Dix, secretario de la Federación de Sheffield y reputado árbitro, puso definitivamente a los Zulus en el punto de mira, logrando la suspensión de todo el equipo, lo que tuvo un impacto negativo no solo en la escena futbolística de Sheffield, sino también en los clubes que habían cedido a alguno de sus jugadores más relevantes. 
Muchos jugadores fueron readmitidos tras realizar una disculpa pública por participar en los encuentros de los Zulus y haber recibido dinero por ello y el equipo finalmente cayó. No obstante, la historia de los Sheffield Zulus fue una de las primeras razones por las que la Football Association abrazó el profesionalismo ya hacia 1885. 

jueves, 1 de septiembre de 2016

Los equipos del fútbol inglés: Accrington FC (1878-1896)


El Accrington original (no confundir con el Accrington Stanley) se funda en 1878 y fueron conocidos como The Owd Reds
Formó parte junto a otros doce equipos de Lancashire y las Midlands en la fundación de la Football League y jugó su primer partido un 8 de septiembre de 1888 en Anfield Road, donde cayó derrotado 1-2 frente al Everton, entonces el propietario del estadio. 

Con una equipación en la que siempre primó la camiseta roja y el pantalón blanco (salvo entre 1888 y 1892 que lució pantalones azul oscuro), su estadio fue Thorneyholme Road y su trayectoria corta.
Entró en reelección en 1891 y 1892, finalizando en la 15ª posición en 1893, teniendo que jugar una serie de partidos de prueba para decidir su descenso a una recién creada Division Two. 

Su último partido llegó el 22 de abril de 1893 en Trent Bridge, Nottingham. La derrota 1-0 contra el Sheffield United terminó de confirmar su descenso a la segunda categoría pero, en vez de aceptarlo, decidieron renunciar y unirse a la Lancashire League, alegando que los costes por desplazamiento les resultaban mucho más aceptables.
Solo durarían dos temporadas en la Lancashire League, uniéndose después a la Lancashire Combination, donde su trayectoria fue todavía más corta: renunciaron después de jugar cinco partidos.

El equipo se disuelve definitivamente en enero de 1896 tras una humillante derrota por 0-12 contra el Darwen en la Lancashire Cup.  

*Foto de portada: Accrington Cricket Ground, donde el Accrington FC jugó sus primeros partidos.

domingo, 24 de abril de 2016

El calvario de Ched Evans


Ched Evans es otro juguete roto del fútbol. Víctima de un futuro en apariencia próspero que cayó a lo más bajo. Herido de muerte y condenado a lavar sus pecados, este joven, que debutó en la Premier League a los 19 años, llevó durante un corto período de tiempo el cartel de promesa hasta que sus errores le llevaron a una lenta y agónica desaparición.
 
El delantero galés comenzó su andadura en el Rhyl para pasar al Chester y de ahí al Manchester City. Fue con la Academia de los sky blue con quienes alcanzó en 2006 la final de la FA Youth Cup. Los citizens cayeron contra el Liverpool pero a Evans le sirvió para subir al primer equipo.
Tras jugar 16 partidos con el Manchester City se marchó cedido al Norwich, con la intención de foguearse y regresar de manera triunfal. Pero durante su período de maduración, el City había invertido en gente como Tévez, Bellamy, Adebayor o Roque Santa Cruz, por lo que Evans vio demasiada competencia por delante y optó por marcharse al Sheffield United con la idea de seguir creciendo. Lo que quizá no sabía es que sería el último club profesional donde jugaría.

Todo comenzó en mayo de 2011. Ched Evans y Clayton McDonald, un joven defensa que también había pasado por la Academia del City, fueron acusados de la violación en un hotel de una joven de 19 años que, según el informe judicial, se encontraba demasiado borracha como para considerar que las relaciones sexuales que se mantuvieron fuesen consentidas. McDonald fue declarado inocente y absuelto. A Ched Evans le cayeron cinco años de prisión.

Evans salió de la cárcel en octubre de 2014, habiendo cumplido la mitad de su condena. Se dedicó entonces a intentar lavar su imagen y a buscar equipo. Dos empresas que no tuvieron éxito.
Considerando que había pagado el precio por sus errores -Evans sigue manteniendo su inocencia- su reinserción no ha sido precisamente lo que se dice un camino de rosas. Los primeros contactos para el retorno de Evans a un terreno de juego llegaron del Sheffield United, el último club por el que había pasado. Kevin McCabe y Nigel Cloughel hijo del mítico Brian– se reunieron con el muchacho en prisión para negociar la posibilidad de su regreso una vez que hubiese cumplido condena. Ched Evans llegó a entrenar con sus compañeros. Y estalló todo. Para parte de la hinchada del Sheffield United, Evans se convirtió en un mártir. Parte de esa afición comenzó a corear en las gradas cánticos y eslóganes favorables a la violación. Charlie Webster, la presentadora de la televisión del club, echó más sal en la herida. La polémica estaba servida: ¿podía un procesado por violación tener derecho a la reinserción en una profesión que debe regirse por modelos de conducta? Charlie Webster, víctima de una agresión sexual en su adolescencia, dimitió, al mismo tiempo que otra parte de la hinchada y los patrocinadores se opusieron a una más que probable vuelta definitiva de Evans al equipo. Entraron al trapo hasta diputados locales. La atleta británica Jessica Ennis Hill, socia honoraria del Sheffield, amenazó con retirar su nombre de la grada que tiene en Bramall Lane.  Su fichaje nunca se llevó a cabo.


El Hartlepool se inclinó también por el fichaje de Ched, pero ocurrió exactamente lo mismo. Hubo una oportunidad de que el galés diera con sus huesos en el Hibernians, dispuesto a ficharlo hasta final de temporada, pero el Ministro de Justicia británico bloqueó ciertas operaciones para evitar que Evans jugase en el extranjero.

El último tren para Ched llevaba el nombre de Oldham Athletic. El club se interesó por el jugador y llegó a afirmar que el fichaje estaba hecho en un 80 por ciento. Pero llegaron las peticiones para impedirlo. Más de 20.000 aficcionados recabaron firmas para evitar la llegada de Evans al equipo, una minucia si las comparamos con las 157.000 firmas que se juntaron para impedir su fichaje por el Sheffield. Al mismo tiempo, Craig Verlin, director de Verlin Rainwater Solutions -uno de los patrocinadores del Oldham- montó en cólera y amenazó con retirar su dinero. Lo de Craig quedó en una amenaza. No ocurrió lo mismo con ZenOffice, otro de los sponsor del club. El fichaje, claro está, no llegó a materializarse.


“Si lo fichan, violaremos a su hija”, fue la amenaza que recibió el directivo del Oldham Athletic.
La controversia que había levantado su situación no impidió a Evans seguir manteniendo su inocencia. Su caso se remitió a la Corte de Apelación por la Comisión de Revisión, una entidad que revisa posibles errores judiciales, al haber aparecido nuevas pruebas. Fueron tres miembros de esta instancia los que anularon su condena.  Para entonces todo el mundo tenía ya su opinión. Entre ellos, Harry Redknapp, que fue uno de los que defendió a Evans cuando estaba al mando del Queens Park Rangers: “Todo el mundo merece una segunda oportunidad“, dijo. “La gente a veces comete errores terribles, pero debemos permitir que las personas puedan recomponerse y reiniciar su vida“.

El relato de los hechos acontecidos aquella noche de mayo de 2011, fue llevado a las primeras páginas del Sunday Times por el periodista David Walsh, conocido por desvelar, junto a Pierre Ballester, el escándalo de dopaje de Lance Armstrong.
Walsh, basado en declaraciones judiciales y testimonios, cuenta que Ched Evans y McDonald coincidieron en un kebab con un grupo de chicas, entre las que se encontraba la víctima de la agresión. A los dos futbolistas les acompañaban Ryan, hermano menor de Evans, Jav y Jack, dos amigos comunes. Habían salido aquella noche en busca de diversión y alcohol por las calles de Rhyl, una ciudad balneario famosa por ser el lugar donde fue ahorcada la última mujer en el Reino Unido.
En un momento dado, Jav discutió con las amigas de la víctima y golpeó en la cabeza a una de ellas. Inmediatamente, la policía se personó en el lugar y se lo llevó detenido. Evans, McDonald, Ryan y Jack acudieron en taxi junto al grupo de chicas a la comisaría. McDonald, visiblemente borracho, compartió taxi con la víctima y en mitad del trayecto decidieron parar en un hotel para descansar. McDonald envió un mensaje de texto a Evans para contarle su plan y Ched acudió. Ambos mantuvieron relaciones sexuales con la joven. A la mañana siguiente, los denunció.

Ya en libertad, y con todas las puertas cerradas, Ched Evans volverá a enfrentarse a un juicio por violación. McDonald no fue encontrado culpable, sin embargo él si fue condenado. Su compañero declaró a un medio británico que aquella noche había “destrozado su vida y su carrera“, sin embargo ha seguido jugando. Evans terminó en la cárcel, pidió perdón a la joven por los daños que podría haber causado y sigue empeñado en demostrar su inocencia alegando que todo lo que ocurrió en el hotel fue bajo el consentimiento de la muchacha. Sigue considerándose una víctima del sector más radical de la sociedad. Y sigue pagando por sus pecados. Su calvario, lejos de terminar, ha vuelto a comenzar desde el mismo punto en el que se quedó cuando salió de prisión e intentó buscar una segunda oportunidad.