Mostrando entradas con la etiqueta Miradas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Miradas. Mostrar todas las entradas

lunes, 6 de febrero de 2017

Aquel día en Múnich








El fútbol está lleno de sucesos trágicos. Golpes del destino que cambian para siempre el rumbo de la historia. El 6 de febrero de 1958 seguirá grabado a fuego en el devenir de un club como el Manchester United. ¿Qué hubiera pasado si James Thain no se hubiese empeñado en hacer despegar el vuelo 817?

We love them.
We mourn for them.
Unlucky boys of Red.
Munich Air Disaster, 1958. Morrisey.


A pesar de las reticencias de la Federación Inglesa, Matt Busby no se dejó amedrentar. Sus chicos estarían -otra vez- en la recién creada Copa de Europa para mayor gloria de la ciudad de Mánchester. La FA también lo tenía claro. Los Red Devils podían viajar a cualquier parte del mundo -a la Luna si querían- pero la competición inglesa no esperaría por ellos. 
El plan de Busby no tenía fisuras. Jugarían contra el Estrella Roja y estarían en Inglaterra para enfrentarse al Wolverhampton en liga sin ningún contratiempo.

Matt Busby había tomado las riendas del Manchester United en 1945, tras la Segunda Guerra Mundial. Busby, que había jugado en el City en la década de los 30, tenía un ambicioso proyecto en mente que no se haría realidad hasta 1956, cuando los Red Devils levantaban la copa de la liga con una media de edad de 22 años.
Su equipo, en el que despuntaba un joven llamado Duncan Edwards, repetiría título en 1957, aunque caería en la final de la FA Cup contra el Aston Villa y en las semifinales de la Copa de Europa frente al Real Madrid por un global de 5-3. Daba igual. El crecimiento experimentado por aquel jovencísimo equipo auguraba una etapa de dominio absoluto del Manchester United. 

Junto a su asistente, Jimmy Murphy, Busby estaba conformando un equipo de leyenda. Sus hazañas ya habían recorrido toda Inglaterra, se habían hecho notar en Europa y su apodo, acuñado en 1951 por el periodista del Manchester Evening News Frank Nicklin, ya producía cierto temor al escucharlo. 
Bill Foulkes, Albert Scanlon, Wilf McGuinness (más tarde entrenador del United), Dennis Viollet, Harry Gregg, Eddie Colman, Dundan Edwards, Geoff Bent, Tommy Taylor, Mark Jones, Roger Byrne, Billy Whelan, Jackie Blanchflower, Kenny Morgans, John Doherty, Colin Webster y un jovencísimo Bobby Charlton estaban totalmente preparados para hacer historia. Eran los Busby Babes

El 5 de febrero de 1958, el Manchester United se medía al Estrella Roja de Belgrado, uno de los equipos más potentes del momento, en la vuelta de los cuartos de final de la Copa de Europa. En Inglaterra, los Red Devils vencían por 2-1. El 3-3 final al que se llegó en Belgrado -con dos goles de Charlton y otro de Viollet- metía a los chicos de Busby en la semifinal, donde esperaba el AC Milan. 

El 6 de febrero el equipo se preparaba para regresar a Mánchester. No podían entretenerse. Había una competición liguera por la que pelear. 
El vuelo tuvo que retrasarse una hora. Johnny Barry había perdido el pasaporte. Tras aclarar el despiste, el capitán James Thain a los mandos del Airspeed Ambassador puso rumbo a Múnich, donde efectuarían una parada para reponer combustible. 
Los muchachos estaban visiblemente agotados y debían descansar. Afuera, el temporal se recrudecía y desde la torre de control se comunicaban con el capitán Thain. El despegue no iba a ser fácil. 
Algunos aún tenían fuerzas para seguir bromeando. Otros empezaban a impacientarse. Taylor y Pegg no aguantaban más y cambiaban sus asientos con los de Charlton y Viollet para irse al fondo a dormir. 

James Thain intentó dos despegues. Las ruedas del avión patinaban y desde la torre de control saltaban las advertencias: era mejor posponer la partida. Aún así Thain lo intentó una tercera vez. 

A las 3:04 de la tarde, el capitán se empeñó en hacer despegar el avión una cuarta vez. El aparato logró elevarse apenas unos metros y cayó a tierra, sobre una casa deshabitada, a unos trescientos metros del aeropuerto.



Harry Gregg salió despedido unos treinta metros cuando el avión se partió por la mitad. Visiblemente herido logró sacar a Busby, Charlton, Viollet y a dos pasajeras. La imagen del siniestro era desoladora. 

Aquel 6 de febrero de 1958 perdieron la vida Tom Curry -el asistente que había acudido al partido sustituyendo a Jimmy Murphy-, Walter Crickmer (secretario), y los jugadores Liam Whelan Mark Jones, David Pegg, Tommy Taylor, Geoff Bent, Roger Byrne y Eddie Colman. Quince días después, el 21 de febrero, fallecía por las secuelas del accidente una de las grandes promesas del fútbol inglés, Duncan Edwards.
Junto a ellos, murieron ocho periodistas: Alf Clarke (Manchester Evening Chronicle), Don Davies (Manchester Guardian), George Follows (Daily Herald), Tom Jackson (Manchester Evening News), Archie Ledbrooke (Daily Mirror), Henry Rose (Daily Express), Eric Thompson (Daily Mail) y Frank Swift (News of the World y portero del Manchester City). 


Un equipo de leyenda tocaba a su fin de la forma más trágica. La noticia golpeó al mundo entero y el Manchester United estuvo a punto de desaparecer. 
Matt Busby, que ya había visto pasar al cura por su habitación del hospital un par de veces para darle la extremaución, logró levantar a un equipo mermado por la tragedia para que siguiera vivo. Logró recomponer la nómina del Manchester para evitar que desapareciese del mapa. 

Johnny Berry y Jackie Blachflower no volvieron a pisar un campo de fútbol. Ray Wood, Scanlon o Morgans no volvieron al Manchester y continuaron sus carreras en equipos menores.
Tan solo Gregg, Viollet, Foulkes y Charlton permanecieron ligados al equipo, aunque nada sería como antes. El Manchester United no volvería a saborear la gloria hasta mediados de los años 60 con Charlton, Law y George Best en sus filas. La Trinidad del United.
Una de las grandes generaciones de la historia del Manchester United que alcanzó la gloria prematuramente también desapareció demasiado pronto. 

Solo la insistencia de Matt Busby, el padre de aquella generación, logró convertir al Manchester United en uno de los mejores equipos de Inglaterra y levantarlo después de sufrir un golpe tan duro.
Tras ser eliminados por el Milan en las semifinales de la Copa de Europa -donde se presentaron con un equipo de circunstancias-, cayeron en la final de la FA Cup contra el Bolton Wanderers.
Basando su proyecto en la figura del superviviente Bobby Charlton, devolvió al Manchester United a lo más alto. Ganaron la FA Cup en 1963 y la Liga en 1965 y 1967, además de dos Community Shield. El éxito en Europa llegaría en 1968 -diez años después de la tragedia de Múnich- cuando el Manchester United levantó la Copa de Europa tras vencer al Benfica 4-1 en Wembley. Era el primer equipo inglés en conseguir el trofeo.
25 años después de tomar las riendas de un club golpeado a partes iguales por la tragedia y por el éxito, Matt Busby se retiró.

"Me siento culpable de haber salido con vida. El accidente aéreo de Múnich está siempre ahí, es algo que no se puede dejar de tener en cuenta. Es un equipaje con el que hay que cargar todo el tiempo y que no se puede abandonar".
Bobby Charlton, ex-jugador del Manchester United. 

miércoles, 18 de enero de 2017

Forest Green Rovers: el primer club vegano y ecológico del mundo


Nailsworth es una pequeña ciudad del condado de Gloucestershire con algo más de 5.800 habitantes. En el plano deportivo, este lugar cuenta con dos equipos de fútbol. Uno de ellos es el Shortwood United FC, aunque en los últimos años todas las miradas están puestas en el Forest Green Rovers FC, además de por su buen hacer en la National League, por la revolución llevada a cabo desde que Dale Vince se hiciese cargo del club. 

Fundado en 1889 (128 años de historia) como Forest Green y, muy posteriormente, adoptando el nombre de Stroud FC, este modesto club de la quinta división inglesa inició hace unos años un comprometido viaje hacia el ecologismo de la mano de su presidente. Tras la salida del club de Trevor Horsley, bajo cuyo mandato el equipo tomó el nombre de Forest Green Rovers, el conjunto inglés había mejorado no solo en el plano deportivo, sino también a nivel institucional y de infraestructuras, sobre todo por el desarrollo de The Lawn, el estadio donde el FGR juega de local. Todo cambió considerablemente con la llegada de Vince.

Nacido en 1961, Dale Vince es la viva imagen de lo que muchos considerarían un hippie. Abandonó la escuela a los 15 años y se convirtió en un viajero incansable que vivía en un camión. Prendado del ecologismo, su vida cambió cuando visitó un campo eólico. FunEcotricity en 1996 y en un par de años ya era millonario. 

En 2010, Vince se convirtió en accionista mayoritario del Forest Green Rovers y poco después era nombrado presidente del club. Su pequeña revolución acababa de comenzar. 

Dale Vince, presidente del Forest Green Rovers

Sus primeras medidas llegaron en febrero de 2011. Hizo instalar 170 paneles solares, decidió reutilizar el agua y no utilizar insecticidas ni pesticidas. "Reciclamos el agua, por lo que todo lo que sale drenado del campo va a un tanque y luego utilizamos nuevamente el agua para regar el campo. Lo que tratamos de hacer es proveerla de algas, bacterias, tipos de productos naturales que sirvan para mantener el campo", declaró Vince a la CNN. 

Su siguiente paso fue más radical. En 2012 los colores del equipo cambiaron de las rayas blancas y negras al verde brillante. Ese mismo año, comenzó el giro hacia el veganismo

Vince prohibió la carne roja a sus jugadores, prohibición que se extendió a la venta de carne en el estadio. Al mismo tiempo, diseñó un menú completamente vegetariano para los integrantes de la plantilla y para los establecimientos del emplazamiento de The Lawn, consistente en hamburguesas en base a quinoa y vegetales y bebidas y café con leche de soja o de avellanas

Para 2015, el millonario activista ya había conseguido su propósito y el Forest Green Rovers se convertía en el primer club vegano y ecológico del mundo. Pero ahí no quedaba la cosa.
El nuevo proyecto de Vince es el tan traído y llevado EcoPark, un nuevo estadio de madera para el FGR que lo convierta en un equipo absolutamente diferencial.  

A pesar de que en 2015 Vince tuvo que salir a hablar sobre las pérdidas y deudas del club, que según la BBC se movían entre 2'5 y 2'9 millones de libras, el presidente ambientalista siguió adelante con su idea. De este modo, Zaha Hadid Architects -encargados del proyecto del centro acuático de Londres 2012- fueron los elegidos para llevar a cabo el nuevo estadio del Forest Green Rovers, cuyos diseños y bocetos primarios pueden verse aquí.  

La construcción del nuevo The Lawn se enfrenta, por el momento, a dos problemas. Un coste previsto de más de 120 millones de dólares y a la prohibición en Inglaterra de las estructuras de madera tras la tragedia de Bradford en 1985 que costó la vida a 56 personas a causa de un incendio.

lunes, 14 de noviembre de 2016

El espíritu de 1966

A los 16 años, Andrew Morris era un portero menudo que acudía en bicicleta junto a sus amigos a Widemarsh Commons para disputar partidos de fútbol que tomaban un cariz épico entre los charcos de barro que había formado la lluvia y en los cuales, los muchachos se esmeraban en imitar a los protagonistas futbolísticos de la época en el país.
El 30 de julio de 1966, Bobby Moore alzaba al cielo la Copa del Mundo que Inglaterra conquistaba en Wembley tras tumbar a Alemania Federal. No era de extrañar que aquellos héroes fuesen copiados por miles de chavales. Desde los peinados hasta sus gestos en el campo.

Andrew Morris, Keith Scott, Dave Mathias, Roy Chandler y Dave Sockett eran unos de esos miles de chavales. Jovencillos que pedaleaban buscando un campo donde dar patadas a un balón y que admiraban a Bobby Moore, Martin Peters o Geoff Hurst. De la idolatría a aquellos jugadores que entraron en los libros de historia surgió la idea de formar un club de fútbol y así, en noviembre de aquel mágico año de 1966, nació el Westfields FC

De los viajes en bicicleta a Widemarsh Commons, el recién creado Westfields FC comenzó a jugar amistosos contra el Danish Bacon, Oxford Arms, Post Office o College Rovers ataviados con camisetas con los colores del West Ham que los cinco amigos habían comprado. De eso han pasado 50 años. De aquellos chavales impulsados por la maravillosa victoria de Inglaterra en el Mundial, solo Andrew Morris sigue vinculado al Westfields. Es su secretario y director ejecutivo. 

El Westfields FC en 1972 / Westfields FC


Hereford pasa por ser una ciudad peculiar. Situada en la region de los Midlands del Oeste, su equipo de fútbol más reconocible es el Hereford United, actualmente en la Southern League, y cuya mascota es un ejemplar de la famosa raza Hereford de vacuno que lleva por nombre Ronaldo. Pero en el último mes, el pequeño club que milita en la Midland League Premier Division (9ª división en la escala inglesa) se ha convertido en el centro de atención. 

Hace unos años, el Westfields jugaba en el Thorn Lighting, al sur de Hereford, para mudarse después al Stourport Swifts. En diciembre de 2003 estrenaron su casa actual, en el centro de la ciudad, que lleva el peculiar nombre de Allpay.Park debido al acuerdo de patrocinio con allpay.net. En 50 años, el fútbol ha progresado a una velocidad de vértigo. Tan rápido que hasta un club tan joven ha podido ir contando pequeñas hazañas alcanzadas durante su paso por más de cinco categorías del fútbol inglés y un buen puñado de anécdotas no demasiado trascendentes, como cuando el príncipe Harry apareció ataviado con una camiseta del equipo en julio de 2008. Pero nada puede ser comparado con entrar en la historia de la FA Cup.

En apenas unos meses, el Westfields FC ha pasado a ser conocido en Inglaterra como Los chicos del 66 y su historia se ha paseado por los principales medios de comunicación del país. Todo empezó cuando Richard Greaves anotaba el 2-1 para tumbar al Leiston, un equipo dos categorías superior, y llevaba a los Fields a entrar en la primera ronda de la FA Cup por primera vez en su historia.

Para llegar hasta ahí, el Westfields tuvo que jugar seis partidos de FA, de los cuales ganó todos, firmando un récord para el club. Su andadura en la copa inglesa arrancó en la ronda extra preliminar, que comienza durante la primera semana de agosto, y económicamente ya le ha reportado 30.900 libras. El empuje y la notoriedad también se palpan en el ambiente. En el partido contra el Leiston, el Allpay.Park albergó a 760 espectadores cuando habitualmente acuden cerca de 150 personas. En el partido de primera ronda juntaron a 1.178, uno de los récords de asistencia entre los equipos de la non-league que participan en la competición.



La magia del torneo más antiguo del mundo, que sigue peleando por mantener su místico romanticismo, cubrió a la ciudad de Hereford. En medio de los preparativos para celebrar su 50 aniversario, que tendrá lugar el 26 de noviembre y cuyo acto principal es una humilde cena, se vieron inmersos en la primera ronda de la copa. Andrew Morris todavía no puede creérselo. Tampoco Andy Bevan, el encargado del primer equipo, que ha tenido que alargar el día hasta casi lo imposible para tener a sus chicos bien preparados. 

La mayor parte de los que están envueltos en el club son voluntarios. Bevan, que además del primer equipo se encarga de los chavales de la academia y trabaja en una granja particular ordeñando vacas, realiza sus anotaciones para las sesiones de entrenamiento y los partidos mientras se encarga del ganado. Sean Edwards, el manager, no ve una libra de su trabajo en el Westfields y se mueve por su pasión por el fútbol. El héroe del partido contra el Leiston, Richard Greaves, compagina como puede su trabajo como Ingeniero Civil con los entrenamientos y los partidos. Tanto él como sus compañeros reciben un pequeño sueldo para gasolina y algo de comida cuando viajan fuera. Ni siquiera Andrew Morris puede mantener el club como a él le gustaría y la mayor parte de aportaciones le llegan de actos variados para recaudar fondos.
Quizá sea toda esa fuerza lo que hace más potente la ilusión de alcanzar otra ronda más. 
 
De momento la empresa no es fácil. Les privaron de la victoria en casa frente al Curzon Ashton gracias a un polémico penalti y tendrán que hacer frente al replay. Jugar la segunda ronda de la FA Cup sería un premio tremendo para el equipo de la categoría más baja que sigue en pie en el torneo. 
Ocurra o no, ya nadie podrá quitarle al Westfields el empuje y el honor a los héroes en los que se inspira.

miércoles, 19 de octubre de 2016

Las maldiciones del Birmingham y el Derby County


El fútbol no es ajeno al misterio ni a las maldiciones. Un buen puñado de leyendas negras que han acompañado a equipos, jugadores y entrenadores que envuelven al deporte rey y que cuenta con algunos casos dignos de mención.

Sin lugar a dudas, la leyenda urbana más famosa del planeta fútbol es la de Bela Guttmann y el Benfica, aquel entrenador húngaro que al ser despedido del equipo portugués lanzó una maldición que sentenciaba que, sin él, el Benfica no ganaría un título europeo en 100 años. Y ahí están.


Desde el despido de Bela Guttmann, el Benfica acumula 8 finales continentales mordiendo el polvo. 52 años sin levantar un título europeo
____ 


Mirando hacia Inglaterra y echando la vista atrás, hay que viajar a Birmingham y a Derby para encontrar dos historias tan increíbles como similares. Ambas tienen como telón de fondo una maldición que llegó con una mudanza de estadio. Y ambas tienen como protagonistas a los gitanos. 



LOS GITANOS DE BORDESLEY
 
El Birmingham City se había fundado en 1875 bajo el nombre de Small Heath hasta que adoptó su denominación actual en 1943. En 1877 se inauguró el estadio de Muntz Street, donde el Birmingham pasó a jugar sus partidos como local hasta que alcanzó la categoría de equipo profesional en 1885, siendo uno de los primeros equipos en Inglaterra en convertirse en sociedad anónima limitida con un consejo administrativo interno. 

Fue el presidente Harry Morris quien decidió abandonar el estadio de Muntz Street para mudarse al St. Andrew's Stadium, situado en el barrio de Bordesley, ya en plena efervescencia del equipo y en pugna total con el Aston Villa por llevarse los honores de mejor club de la ciudad. 


La mudanza del estadio del Birmingham conllevó la expulsión de un asentamiento de gitanos que los maldijo. Tardaron 57 años en levantar un trofeo 
___ 


La mudanza, prevista para el año de 1906, suponía el traslado a un campo con un aforo para más de 75.000 personas y también conllevaba expulsar a una familia de gitanos asentados en la zona. Como era de esperar, a los gitanos no les hizo demasiada gracia y el día de la inauguración de la nueva casa del Birmingham -un 27 de diciembre, Boxing Day- dejaron caer una maldición que habría de extenderse durante 100 años.

Arriba, en el centro, Harry Morris, el presidente que decidió el traslado de estadio del Birmingham


¿Qué hay de real en esta maldición? Lo cierto es que el Birmingham no tuvo que esperar 100 años para levantar un título, pero si pasaron 57 hasta que los Blues lograron llevar una copa a sus vitrinas. 

Recapitulemos. Iniciada la Segunda Guerra Mundial, la tribuna del St. Andrew's Stadium se quemó y el terreno de juego sufrió graves desperfectos, hasta que la Asociación de Fútbol ordenó su cierre. Perdieron dos finales de FA Cup (1931 y 1956) y dos finales consecutivas de la antigua Copa de Ferias -predecesora de la hoy denominada Europa League- en 1960 y 1961. Eso sí, en 1963 se dieron el gustazo de vencer a su gran rival, el Aston Villa, en la final de la League Cup por 3 a 1. Después, la decadencia. 
El Birmingham se convirtió en un equipo incapaz de ganar nada y adquirió una sobrada reputación de club ascensor mientras el Villa se consolidaba como el grande de la ciudad hasta redondear sus hazañas con la consecución de la Copa de Europa de 1982. 


Ron Saunders colgaba crucifijos en los postes de luz del estadio, mientras que Barry Fry orinaba en los córners
___ 


¿Cómo terminar con tan terrible maldición? No fue hasta pasados unos años que el club comenzó a sentir como real el mal fario lanzado por los gitanos. Fue entonces cuando muchos, llevados por la creencia de que la marcha negativa del Birmingham se debía a la maldición, probaron a contrarrestarla con diferentes conjuros.

Ron Saunders, técnico del equipo de 1982 a 1986, ordenó que se colgaran crucifijos en todos y cada uno de los postes de luz del estadio. También pintó de rojo las suelas de las botas de sus jugadores.

Barry Fry, que dirigió al Birmingham de 1993 a 1996, orinaba antes de cada encuentro en las cuatro esquinas del campo. Fry agarró al equipo en Tercera División y acabó subiéndolo a Segunda. Como él mismo señalaría, mear en los córners antes de cada partido parecía dar resultado: "Gané los dos primeros partidos cuando asumí el cargo, pero después estuve tres meses sin ganar. En esos momentos crees cualquier cosa así que llamamos a un experto y nos dijo que la única manera de contrarrestar la maldición era orinar en cada esquina. Y me puse manos a la obra. De diez partidos que jugamos después, ganamos siete y empatamos dos".

La maldición vencía exactamente el 27 de diciembre de 2006. Ese día, el Birmingham derrotaba 2 a 1 al Queens Park Rangers en el St. Andrew's en una temporada de ensueño en la Football League que culminaría con el ascenso a la Premier. 
Descendieron en 2008 y volvieron a subir en 2009. El Birmingham levantaría su último trofeo el 27 de febrero de 2011 al ganar la Carling Cup al Arsenal por 2 a 1 con goles de Zigic y Martins. 



EL ASENTAMIENTO DE BASEBALL GROUND
 
El Derby County vio la luz en 1884 como una sección del equipo de cricket y su primer nombre fue Derbyshire County FC. Durante su existencia, los Rams conocieron sus mejores días bajo el mando de Brian Clough y Peter Taylor después de pasar unas duras épocas sin rumbo en la Segunda División y al borde de la quiebra económica. 

El Derby jugaba en un principio en el County Cricket Ground, conocido popularmente como Racecourse Ground, hasta que se mudó en 1895 al Baseball Ground, la que fue su casa durante 102 años y en la que quisieron permanecer aún teniendo la ocasión de trasladarse en los años 20 y en la década de los 40. 
El cambio de estadio conllevaba la expulsión de un asentamiento de gitanos que ocupaban la zona. Como los terrenos ya habían sido adquiridos por la directiva las quejas de los habitantes del lugar no sirvió para nada. Los gitanos lanzaron una maldición al Derby County para que no ganase un trofeo en toda su historia. 


La maldición gitana condenaba al Derby a no ganar un trofeo en todas su historia. Tuvieron que pasar 51 años hasta que logró conquistar un título
___ 


¿Qué hay de real en esta maldición? Lo cierto es que, como era lógico, nadie le dio demasiada importancia en un principio. Pero pasados ocho años de la expulsión de los gitanos, el Derby County había perdido tres finales de FA Cup -1898, 1899 y 1903-, la última de ellas por un vergonzoso 6 a 0 a manos del Bury. 
El Derby era incapaz de ganar una liga y su aura de gran equipo se fue desvaneciendo. Afortunadamente, los Rams "solo" tuvieron que dejar pasar 51 años para conquistar un título. 

Jack Nicholas con el trofeo de la FA Cup conquistado frente al Charlton


¿Cómo terminar con tan terrible maldición? La situación del club era tan rocambolesca que cuando los Rams llegaron a su cuarta final de FA Cup, donde esperaba el Charlton, aparecieron en Wembley con los deberes hechos. 

El Derby envió a su capitán, Jack Nicholas, a encontrarse con una vidente gitana para pedir consejo sobre cómo contrarrestar la maldición. Se cuenta que a los jugadores se les ofreció una moneda de plata que debían colocar en las palmas de sus manos para atraer a la buena suerte. Verdad o leyenda, lo cierto es que el Derby County venció 4 a 1 al Charlton en un agónico partido que necesitó de una prórroga en la que la suerte cayó del lado de los Rams gracias a dos goles de Jackie Stamps.