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viernes, 28 de septiembre de 2018

La unión hace la fuerza


Durante más de 74 años, muchos de los vecinos de la localidad de Ossett han acudido al fútbol como rivales. Unos apoyando al Ossett Albion. Otros, jaleando al Ossett Town. Pero ocurre que, desde febrero de 2018, el Albion y el Town, los dos grandes contrincantes, se fusionaron con la idea de levantar un único club con la fuerza necesaria como para alcanzar la soñada Football League en cuestión de un período de tiempo coherente. Nacía de esta forma el Ossett United.

Ossett es una localidad de West Yorkshire, situada a 6 kilómetros de Wakefield, la capital del condado, y apenas a unos 8 kilómetros de Elland Road, el estadio del Leeds United. Aunque existió un Ossett Football Club allá por 1890, los dos clubes más relevantes de la ciudad, ambos semiprofesionales, han sido el Ossett Town, fundado en 1936, y el Ossett Albion, nacido ocho años después. 

Desde entonces, los dos vecinos tienen, o mejor dicho tenían, un amplio historial como rivales que terminó para siempre en la temporada 2017-18, la última en la que competirían como clubes. El Albion acabó 15º en la tabla de la Northern Premier League Division One North (8ª división en la pirámide inglesa) y el Town 16º, ambos con los mismos puntos pero recolocados gracias a la diferencia de goles.

Todo cambió el 4 de enero de 2018 tras una reunión entre John Chidlaw, el presidente del Albion, y Lee Broadbent, el vicepresidente del Town. Los jefes tenían una idea en la cabeza que ya había salido a la palestra en anteriores encuentros: fusionar los dos equipos para crear uno más fuerte. El objetivo principal estaba claro: la supervivencia. Ambos sabían de las dificultades de los clubes para progresar, más allá de la rivalidad propia entre ellos. Y eso, en una localidad pequeña como Ossett (poco más de 20.000 habitantes), donde también existe una gran tradición en el rugby, se ha visto como un gran problema en un deporte como el fútbol, tan pendiente del dinero en los últimos tiempos.

El Ossett United nace como tal el 1 de junio de 2018, vendido como una solución financiera positiva y como una manera de formar un equipo sólido y con garantías. Evidentemente, la operación no fue del agrado de todos. Muchos de los aficionados de toda la vida lo vieron como una atrocidad y, sobre todo, como una manera de acabar para siempre con la historia de sus colores. A pesar de todo, la fusión acabó completándose por medio de una votación que necesitó de una segunda vuelta. A día de hoy, James Rogers, el que fuera presidente del Town, asegura que cuentan con el apoyo del 90% de aficionados de ambos equipos. Uno de los puntos clave que quieren asegurarse para la próxima campaña, es superar las 200.000 libras de facturación -la mitad proveniente del bar y la otra mitad de contribuciones, sponsor, taquilla y anuncios varios-, conscientes de que una buena base monetaria es totalmente necesaria para competir y escalar divisiones.

Como es lógico, la unión trajo consigo algunas decisiones difíciles de tomar. La fusión dejó al Ossett United con dos equipaciones, dos escuadras de jugadores, dos entrenadores y dos estadios.

Ingfield, el que fuese el campo del Town, terminó asentándose como el hogar del nuevo equipo, sobre todo por su localización, pero también por su capacidad (1.950 espectadores), mientras que el Queen's Terrace, la casa del Albion, ha quedado como el estadio para el equipo femenino.
En cuanto al entrenador, el United se decantó por Andy Welsh, del Albion, en detrimento de Lee Ashforth. Welsh, que llegó al Ossett Albion en diciembre de 2017, jugó 14 partidos en la Premier League con el Sunderland en la temporada 2005-06. Para la primera temporada de la historia del United, Welsh se decantó por una plantilla conformada en su inmensa mayoría por jugadores del Albion a los que había entrenado, entre los que se encuentra Adam Priestley -que jugó con Gibraltar en la clasificación para la Eurocopa 2016- y Aidan Chippendale, quien fuese compañero de Danny Drinkwater en el Huddersfield allá por 2009.

Lo más extraño de todo fue, sin duda, la transformación veraniega, en la que el tradicional rojo de Ingfield -el color del Town- dio paso al sky blue elegido para vestir al Ossett United. Más de 300 asientos azules traidos desde Japón empezaron a poblar las gradas del campo y las nuevas camisetas salieron a la venta teniendo un éxito inesperado, habida cuenta de las dificultades de la fusión. Si entre los dos conjuntos solo consiguieron vender 111 camisetas a lo largo de su historia, la nueva equipación ya lleva más de 360 desde el 1 de junio, todo un logro. Además, el Albion cerró la campaña pasada con cuatro abonos vendidos, mientras que el United ha despachado 130 para la temporada 2018-19.

La constatación de la aceptación del United por parte de los dos bandos de aficionados llegó en pretemporada, en un partido que jugaron contra el vecino Leeds United que atrajo a 1.600 espectadores y cuyos beneficios de taquilla fueron íntegros para el club de Ossett. El partido, que se retransmitió en directo a través de Facebook tuvo cerca de 65.000 visitas.

Ahora, con una campaña en marcha en la que cada escolar de la ciudad recibe una entrada gratis para el partido del fin de semana, la idea del United es atraer a cerca de 500 espectadores cada partido, lo que significa 300 personas más que las que acudieron la temporada pasada a ver los partidos del Albion y del Town. Un reto mayúsculo que parece no importarles demasiado teniendo en cuenta que ya han sido capaces de dar carpetazo a lo más difícil y han salido airosos. Por eso no es de extrañar que el Ossett United se haya decantado por un lema tan manido como efectivo: Stronger Together.  

*Publicado originalmente en Sphera Sports

martes, 12 de abril de 2016

The Millers: el peor equipo de Inglaterra


"Que nos llamaran el peor equipo de Inglaterra fue lo que nos motivó. Yo sé que no lo somos y creo que aún podemos sorprender a mucha gente esta temporada. Este no será un lugar fácil para sacar puntos". Las palabras las pronunciaba Garry Brown, el entrenador del New Mills AFC, conocidos como los Millers, el 27 de enero de 2016 tras un empate a dos frente al Witton Albion que ponía fin a una racha de 26 derrotas consecutivas. 

Desde entonces, el New Mills había jugado 35 partidos, perdiendo 33 y empatando 2, con un saldo de 21 goles anotados y 136 encajados. Su descenso, cantado, lo firmaba el Spennymoor tras endosarle un 0 a 9. Y eso solo en la competición liguera. En su trayectoria copera -los Millers pasaron la ronda preliminar de la FA Cup pero también participaban en la copa local- tampoco fueron capaces de ganar un solo partido.

New Mills tiene poco más de 9.000 habitantes y está situado en High Peak, uno de los municipios del condado de Derbyshire. El equipo local, que juega en la 8ª División inglesa, la Division One North de la Northern Premier League -conocida como la Evo-Stik- tiene la suerte de contar con dos terrenos de juego en Church Lane, su base de operaciones, uno de ellos para todo tipo de clima y que también utilizan los equipos de la escuela y de la comunidad. 

Como en la mayor parte de Inglaterra, el fútbol llegó muy temprano a New Mills. El club, bautizado en sus inicios como New Mills St. George's -la Iglesia de San Jorge es uno de los monumentos de esta pequeña ciudad-, se fundó en 1886 y pasó en sus inicios por competiciones locales como la North Cheshire League o la Manchester League, de la que salió vencedor en dos ocasiones en la década de los 20, coincidiendo con su mudanza a Church Lane.  

Los Millers celebran su triunfo frente al Dove en la Copa



Tras los "exitosos" días que se sucedieron en los 60, en 1974 la crisis tocó de lleno a los Millers y tuvieron que dejar de jugar. Quiso la casualidad que el Birch Vale y el Thornsett FC, dos equipos locales que andaban buscando campo para jugar, fueran a parar a Church Lane. En doce meses se habían unido y reactivado a los Millers, ya con su actual nombre, New Mills AFC.
Partiendo otra vez de cero, pasaron por la North Cheshire League, llegaron a la Manchester League y se sentaron como miembros fundadores en 1982 de la North West Counties League.

Bajo el mando de Tony Hancock se convirtieron en uno de los equipos más duros de la Segunda División, alzándose con la Challenge Cup y batiendo algunos récords como el de las 21 victorias consecutivas conseguidas en la temporada 2008/09. 
Alcanzaron la Evo-Stik en 2011 después de proclamarse campeones de la Primera División de la North West Counties League. 

A partir de ahí, pocas alegrías, al margen de disfrutar de un amistoso en Church Lane frente al Manchester United con motivo del 125 aniversario del club. Desde la temporada 2013/14, en la que el temporal que azotó a la zona obligó a la acumulación de partidos tras cancelarse la competición en abril y mayo, el equipo fue dando bandazos.

El centrocampista del Norwich, Keith Briggs, estuvo al mando del equipo tras el despido de Roy Soule, pero renunció al cargo después de 23 días para marcharse a trabajar a la academia del Sheffield United. El New Mills apostó entonces por Andy Fearn, que se llevó como asistente al que fuese delantero del Manchester City, Shaun Goater. Pero Fearn y Goater no duraron más de nueve partidos al frente de los Millers y renunciaron tras caer 1 a 7 en Church Lane contra el Prescot Cables. 

Garry Brown se hizo con las riendas de un equipo en franca decadencia, y tanto él como sus acompañantes dieron una pequeña esperanza a la localidad de New Mills. 
Brown llegó acompañado de Paul Williams y Lee Gregory, que llegaba de entrenar al Wythenshawe Town de Manchester con el que había conseguido 39 victorias en 39 partidos. Pero nada mejoró en los Millers.
Descendidos y con el objetivo marcado de regresar a la Evo-Stik, siguen aguantando el sanbenito que les colgó la BBC tras proclamarlos "el peor equipo de Inglaterra".