Fred Spiksley fue un relevante jugador y entrenador, ya bastante olvidado, que pasó gran parte de su carrera jugando en el Sheffield Wednesday y posteriormente entrenando alrededor del mundo pero que, además, tiene algunos pasajes bastante interesantes más allá del fútbol, ya que durante su vida fue un apostador compulsivo, un mujeriego, actor de teatro y prisionero de guerra.
Spiksley nació en Gainsborough, en Lincolnshire, allá por 1870 y fue en el Gainsborough Trinity, el equipo de la zona, donde comenzó a destacar como un notable futbolista. Tenía un talento sobresaliente, era muy fino en el regate, con un centro muy preciso, una gran capacidad goleadora y, además, era un tipo rapidísimo, como se encargó de señalar Billy Bassett, uno de sus compañeros, quien dijo de él que era "el hombre más rápido en el mundo del fútbol".
En el Gainsborough Trinity Spiksley dejó una marca de 131 goles en 126 partidos, lo que llevó a que Ernest Needham se fijase en él para el Sheffield Wednesday, equipo al que llegó en 1891, cuando todavía era conocido simplemente como The Wednesday. Por entonces era otro equipo más de la non-league para terminar siendo, con Spiksley en sus filas, líder y campeón de la First Division y campeón de la FA Cup por primera vez en su historia. De hecho, Spiksley marcó un doblete en la final de 1896 al Wolverhampton y el primero de sus goles llegó a los 20 segundos, siendo uno de los más rápidos anotados en la final del torneo.
A pesar de su éxito en el Sheffield Wednesday, su carrera en la selección inglesa fue mucho más corta, con solo siete internacionalidades, pero que le sirvieron para ser el primer jugador en anotar dos hat-tricks en sus dos primeros encuentros.
Ocurrió que el talento de Spiksley debía ser frenado en el campo como se frenaban las cosas por aquella época, es decir, con dureza, y aquello llevó a Fred a sufrir varias lesiones y abandonar definitivamente el Wednesday, pasando después cortos periodos de tiempo en el Leeds City, Glossop North End, Southern United y Watford hasta su retirada definitiva. Su marcha de los terrenos de juego se debió a que nunca se recuperó de una lesión de rodilla que sufrió tras una dura entrada en un partido de pretemporada en 1903, año en el que abandonó el Wednesday. Curiosamente, esta lesión fue la que, en cierta medida, acabaría salvándole la vida.
Una vez que dejó el fútbol Spiksley comenzó una breve etapa como actor, primero poniendo todas las habilidades de las que era capaz con un balón al servicio del circo y, posteriormente, trabajando para el empresario teatral Fred Karno, uno de los grandes nombres de la comedia en Inglaterra en aquella época y que se dedicaba a pulir el género del slapstick, que era lo que estaba de moda.
Spiksley trabajó en una obra humorística que se llamaba The Football Match y que contaba la historia de un partido de copa entre el Midnight Wanderers y el Middleton Pie-Cans. Lo hizo al lado de un jovencísimo Charles Spencer, que también debutaba en la compañía de Fred Karno y que posteriormente se convertiría en una de las grandes estrellas de la historia del cine bajo el nombre de Charlie Chaplin. Como curiosidad, en aquella obra Charles Spencer (Charlie Chaplin) tenía como sustituto a otro joven llamado Arthur Stanley Jefferson y que sería conocido más adelante como Stan Laurel. Aquel chico comenzó a trabajar junto a Oliver Hardy, dando lugar a la pareja Laurel y Hardy y que por España se conocerían como el Gordo y el Flaco.
La carrera como actor de Fred Spiksley no dio para mucho más y no tardó en lanzarse a entrenar, algo que ya había intentado con anterioridad aunque nunca fue llamado para cubrir los puestos de manager del QPR o el Tottenham. Lo qu hizo fue aprovechar el crecimiento del fútbol alrededor del mundo y comenzar a viajar, moviéndose a través de Suecia, Alemania, Francia, Suiza, Bélgica, España, Estados Unidos, Perú y México. Donde tuvo un mayor impacto como entrenador fue en Suecia. Allí sus conocimientos hicieron mella en el equipo nacional y allí consiguió un título de liga en 1911 a los mandos del AIK de Estocolmo, equipo al que solemos referirnos como AIK Solna. Aquel éxito lo repetiría 17 años después al frente del Nuremberg en Alemania.
Cuando estalla la Primera Guerra Mundial, en 1914, Spiksley se encuentra precisamente en Nuremberg, donde es encarcelado debido a un decreto que exigía la prisión para cualquier extranjero con edades comprendidas entre los 17 y los 45 años. Por entonces, Fred contaba con 44 años, cerca de cumplir los 45, pero no pudo evitar ser encarcelado en condiciones bastante duras. Fue su mujer, Ellen, quien movió varios hilos y consiguió su liberación, aceptando un traslado a la ciudad de Lindau, cerca de Suiza. Aún así a Spiksley no se le permitió salir de Alemania hasta que un tribunal médico de carácter militar lo evaluase para confirmar que estaba incapacitado para servir en el frente. Fue entonces cuando Spiksley pudo aprovechar su vieja lesión de rodilla. Fred sabía que podía dislocársela aplicando agua caliente sobre ella, y eso fue lo que hizo la mañana del examen: aplicar durante dos horas agua caliente sobre su rodilla para que, a la hora de correr, acabara dislocada. Los médicos alemanes vieron lo que le ocurría y le sellaron el certificado que le permitió abandonar Alemania.
De regreso a Inglaterra, Spiksley comenzó a trabajar en una fábrica de munición en Sheffield antes de retomar su carrera de entrenador. Pasó por varios equipos de España y México y también estuvo al frente del equipo escolar de la Edward VII School. Pero para entonces Spiksley ya tenía un problema bastante serio con el juego. Concretamente con las apuestas en las carreras de caballos.
En sus primeros años ganaba dinero frecuentemente con el vicio, algunas cantidades bastante notables, pero, con el tiempo, fue perdiendo más de lo que se metía en el bolsillo y aquello derivó en grandes deudas, juicios y, finalmente, la bancarrota, a la que siguió su divorcio cuando Ellen descubrió que Spiksley le era infiel asiduamente.
La muerte de Spiksley puede ser un certero resumen de sus últimos años. Murió solo, rodeado de desconocidos, a los 78 años en 1948, durante una carrera de caballos en Goodwood a la que había acudido a apostar. La causa de la muerte fue un infarto y encontraron en su mano un boleto de apuestas ganador.
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