viernes, 24 de junio de 2016

La Premier League ante el 'Brexit'

Ganó la opción del Brexit en un referéndum histórico. Una larga noche que terminó con la victoria del Leave por un 51'9% (17.410.742 votos) por el 48'1% que optó por el Remain (16.141.241 votos). En definitiva, un resultado que implica la marcha del Reino Unido de la Unión Europea.
Un hecho que, evidentemnte, traerá consecuencias a nivel político y económico, pero me centraré en el fútbol inglés y el impacto que puede causar el Brexit en una de las ligas más potentes del mundo.

Tras la oleada de artículos en referencia a la Premier y la marcha de Reino Unido de la UE donde se especula con lo que podría ocurrir en un futuro próximo, lo único cierto que tenemos entre manos ahora mismo es que la situación inglesa es incierta. 

En base a la normativa actual, los jugadores comunitarios pueden recalar en la Premier bajo la misma legislación que los británicos. Los extranjeros (no comunitarios) deben obtener un permiso de trabajo para jugar en Gran Bretaña. Según la normativa vigente, a estos jugadores se les exige haber disputado entre el 30 y el 75% de los partidos internacionales con su selección, siempre teniendo en cuenta que esta se encuentre entre los 70 primeros puestos del ránking de la FIFA. 
Centrándonos en los comunitarios, la Premier obliga a cada club a contar en sus filas con ocho jugadores que hayan militado en el país tres años antes de cumplir los 21, lo que se considera como se que han formado en Gran Bretaña. Un ejemplo: Cesc Fábregas. 
Con respecto a los no comunitarios, las dudas y especulaciones son mayores. Una cosa está clara: la victoria del Brexit para la Premier tiene difícil la aplicación de una normativa con carácter retroactivo. Es decir, Kanté o Payet no podrían haber fichado por Leicester o West Ham pero el caso es que lo hicieron y la victoria del Leave no conlleva que en tres días tengan que hacer las maletas y largarse a otro sitio. A largo plazo habrá que estar atentos. 

En base al artículo 50 del Tratado de la Unión, el proceso de separación de Reino Unido de la Unión Europea se extenderá, como mínimo, dos años. Todo ello implica una serie de negociaciones de futuro incierto que, hasta que logren alcanzar buen puerto, no afectarán al Reino Unido puesto que las cosas se mantendrán en el estado actual, aunque el reto al que se enfrentan no es nada fácil y tendrán que empezar a buscar alternativas. 

Económicamente, la Premier League es uno de los grandes lobbys británicos. Ni qué decir tiene que la cantidad de dinero que maneja es sideral. Como es obvio, la preocupación por un producto que mueve millones es máxima. Con las opciones que se barajan sobre la mesa, se trata de conocer hasta donde llegarán las restricciones con respecto a los jugadores y si una reducción de talentos afectará al atractivo de la competición y, a la vez, a los valores de la audiencia y a los derechos de televisión. No olvidemos que esta temporada entra en vigor el multimillonario contrato que la Premier firmó con Sky y BT Sports (7.000 millones de euros).

Si la Premier enfoca sus inversiones en desarrollar talento local (en base a estudios sobre lo que pueda pasar), no sabemos cómo afectará eso a la competitividad, aunque las apuestas son claras a favor de la desventaja con respecto a rivales de otros lugares.
Pero claro, la Premier tiene un impacto brutal en la economía británica, que va desde las exportaciones a los impuestos, y lo lógico es que el Gobierno apueste por la protección del mercado del fútbol. En este aspecto la deriva de la Premier dependerá en gran medida de las negociaciones del Reino Unido con la Unión Europea en el espectro  político. Es decir, teniendo en cuenta que el Gobierno quiera apostar por el modelo de mercado actual de su fútbol, la libertad de movimientos de los jugadores podrá verse afectada. 
Podríamos encontrarnos entonces con una situación en la que todo se mantenga igual (con los evidentes cambios que traiga el Brexit) y en la que la Premier podría seguir disfrutando de los talentos extranjeros, esto es, que los jugadores no británicos obtengan un trato de favor; o, en el caso contrario, que las restricciones sean mayores y la Premier tenga que optar por el desarrollo de las promesas inglesas y dejar tan solo un hueco para un par de talentos extranjeros. 

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