sábado, 14 de marzo de 2020

Northwich Victoria vs Maidstone United: el partido Pies & Pint


Al igual que la leyenda de Tittyshev, que era el apodo de Steve Davis, el hincha del West Ham al que hizo jugar Harry Redknapp en un partido de pretemporada contra el Oxford City en 1994, una historia muy famosa y que siempre se suele reseñar cuando se habla sobre curiosidades del fútbol inglés, es necesario recordar una historia breve y muy similar, con el equipo del Nortwich Victoria como protagonista pero en un partido que no tenía nada de amistoso, ya que ocurrió en uno oficial de la competición liguera.

En el año de 1986, en la categoría de la Conference, el Northwich Victoria se medía al Maidstone United, que por entonces era el líder destacado de la tabla.
Una semana antes del encuentro el equipo se vio asolado por una plaga de lesiones y por una gripe que dejó a la plantilla mermada y en cuadro. 
Por entonces, el entrenador del Northwich era Stuart Pearson, ex-jugador de Hull City y Manchester United (también pasó por el West Ham), quien comunicó la situación a Derek Nuttall, presidente del club. El temor principal era que el equipo no podía alinear a once jugadores, por lo que temiendo la pérdida de puntos y una sanción severa, el primer paso era pedir la cancelación del encuentro.

Ocurría que en 1986 el jefazo de la liga era Jim Thompson que, a la vez, era el presidente del Maidstone United, el rival del Northwich Victoria. El primer contacto entre Derek Nuttall y Stuart Pearson con Jim Thompson fue en balde porque no lograron que el partido se aplazase y Thompson no estaba muy dispuesto a dar su brazo a torcer. De hecho, veinticuatro horas antes de que el encuentro se disputase, Pearson se puso en contacto con el secretario de la competición para, en un segundo intento, volver a rogarle a instancias de su jefe, que aplazara el partido y la respuesta volvió a ser negativa.

Una vez que el primer y único plan fracasó, aunque nadie esperaba que fracasase ya que intuían que lo lógico era llegar al aplazamiento del partido, Stuart Pearson se mantuvo firme en la idea de sacar el sábado adelante y tenía entre manos comenzar el partido alineando únicamente a ocho jugadores. Lo hizo, eso sí, a espaldas de Derek Nuttall, que no supo del plan de su entrenador hasta las dos de la tarde, una hora antes del comienzo del encuentro, que estaba programado para las tres.
Evidentemente la idea no le pareció nada bien a Nuttall que enseguida se puso en contacto con Pearson, fue a verlo y le comentó que aquello era un suicidio y que olía a desastre. Como no podía ser de otra forma, Nuttall no estaba dispuesto a que bajo su presidencia el Northwich Victoria entrase en la historia de los récords negativos del fútbol inglés.

¿Cuál fue el plan de Derek Nuttall? Pues visto ahora no es que fuese mucho mejor, aunque al final no le salió mal del todo. Nuttall se dirigió a un bar de la zona del estadio del Northwich Victoria, entró, se quedó mirando a los parroquianos del lugar que tomaban un aperitivo y bebían sus cervezas y gritó: “¿Quien quiere jugar un partido de fútbol?”. Evidentemente, la primera reacción de los que estaban en el bar fue echarse a reir, pero cuando Nuttall les explicó la situación del equipo y de que iba muy en serio, los parroquianos se lo tomaron de otro modo y en cuestión de minutos, tuvo en sus manos a tres voluntarios para la misión. Uno de ellos tenía que ir a casa a por las botas, el otro las tenía en el maletero de su coche, que tenía aparcado a las puertas del bar, y el otro era un joven muchacho que habitualmente se encargaba de poner la música en el estadio y que no dudó en apuntarse al partido.
Una vez que Derek Nuttall reunió a los tres valiente, el secretario Ian Merrell realizó todo el papeleo necesario de urgencia -cabe recordar que en esos años estaba permitido registrar a un jugador para el partido hasta media hora antes del comienzo del encuentro- y el Northwich Victoria logró formar con once jugadores.
¿Quienes eran aquellos tres valientes? Bueno pues sus nombres eran Steve Garnett, Mark Fogg y Rick Parkin y una vez en el vestuario recibieron las mejores y únicas instrucciones que podían recibir por parte de Pearson. En aquella época jugaba en el Northwich Gordon Hill, un delantero que procedía del Manchester United y sobre el que recaía todo el peso del equipo, así que Pearson les dijo a los tres nuevos jugadores que cuando tuviesen el balón se lo diesen a Gordon Hill.

Lo cierto es que Garnett, Fogg y Parkin realizaron un encuentro bastante decente a pesar de que dos de ellos llevaban bebiendo y comiendo unas cuantas horas en el bar y el otro había estado de fiesta la noche anterior y combatía su resaca ese sábado a base de cerveza, por lo que este partido es popularmente conocido como el Pies and Pint Match
¿El resultado? El Northwich Victoria sacó un meritorio empate a uno en un día que será siempre recordado en la zona y que dio la vuelta al mundo, pasando por medios tan importantes como el New York Times o siendo reseñado en los noticiarios de Nueva Zelanda.

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