martes, 17 de diciembre de 2019

Bert Trautmann: el soldado nazi que se convirtió en leyenda del Manchester City


Nacido el 22 de octubre de 1923 en Walle, una zona obrera del oeste de Bremen, el joven Trautmann ya mostró interés por el deporte desde bien joven, jugando a fútbol o balonmano en organizaciones como la YMCA, la Asociación de Jóvenes Cristianos. Pero hay un punto de inflexión en su vida que convierte al deporte en una actividad secundaria y que forja su instinto de supervivencia. 

JUVENTUDES HITLERIANAS, LUFTWAFFE Y EL FRENTE DEL ESTE
En agosto de 1933 Trautmann se une a la Jungvolk, la sección para niños de 8 a 14 años de las Juventudes Hitlerianas. Aquella organización, de membresía obligatoria a partir de 1939, se dedicaba al adoctrinamiento de los jóvenes en los principios de la ideología nazi a través de un programa de actividades al aire libre y deportes. 
Las Jungvolk fueron la puerta de entrada del futuro portero al ejército. En 1941, como operador de radio, Trautmann se une como voluntario a la Luftwaffe, la fuerza aérea alemana en la época nazi. Gracias a sus aptitudes fue trasladado a Spandau como Fallschirmjäger, miembro de su división paracaidista, y allí sirvió en la Polonia ocupada, aunque lejos de la línea del frente.

 En octubre de 1941 Trautmann llega a Dnepropetrovsk, en Ucrania, como miembro de la 35ª División de Infantería, y donde empieza a conocer realmente el horror de la guerra. La campaña en el frente del Este fue tan dura como se esperaba y la unidad de Trautmann sufrió un duro golpe ante la contraofensiva soviética, en la que murieron 700 de los 1000 hombres de los que se componía la División. Su paso por el frente del Este le valió numerosas medallas, entre ellas la Cruz de Hierro, la condecoración militar que se concedía por actos de valentía y méritos en el mando de las tropas. 

EL PASO POR LOS CAMPOS DE PRISIONEROS
Ascendido a sargento, Trautmann fue enviado a Francia ante el temor de una invasión de los Aliados. A partir de ahí, en 1945, estuvo presente en el bombardeo de Kleve, siendo uno de los pocos que salió con vida, pasando varios días entre escombros sin agua ni comida. Inició así un periplo de huída hacia Bremen en el que tuvo que evitar a las tropas de ambos bandos, principalmente porque se había dado orden de fusilar a cualquier soldado alemán sin credenciales como método para mitigar las deserciones. 

 
Trautmann no pudo evitar ser capturado por dos soldados del bando Aliado, aunque logró escapar ante el temor de ser ejecutado. En su huída, el futuro portero fue a toparse con un soldado británico. Trautmann ya había sido capturado por soviéticos y franceses al comienzo de la guerra y en ambas ocasiones había logrado fugarse. Quizá la cercanía del final del conflicto le llevó a no plantearse una tercera fuga y el soldado británico le hizo prisionero.

Primero fue trasladado a un campo de prisioneros cerca de Ostend, en Bélgica, y posteriormente pasó a otro campo en Essex, donde se le sometió a varios interrogatorios. Allí adquirió la categoría C, que venía a significar que el preso era un nazi. En el caso concreto de Trautmann, un soldado enemigo voluntario adoctrinado en la ideología del nazismo desde una edad temprana. 
Para su tercer traslado se eligió el campo de Marbury Hall, cerca de Northwich, donde fue encerrado junto a otros prisioneros de categoría C, aunque pronto adquiriría el grado B que lo acreditaba como "no nazi". 
De Marbury Hall pasó a Fort Crosby, cerca de Liverpool, donde trabajó en varias granjas, y de ahí llegó al campo de Ashton-in-Makerfield, donde estuvo hasta 1948. 

Por regla general, en la mayoría de campos los prisioneros montaban sus equipos de fútbol, que solían llevar el nombre del equipo real del que los soldados eran aficionados, y se organizaban diferentes torneos. Trautmann no dejó escapar la oportunidad de unirse a uno de esos equipos y ahí fue donde comenzó su relación en la demarcación con la que se convertiría en leyenda. Del mismo modo fue la época en la que empezó a ser conocido como Bert en contraposición a su nombre real Bernd (su nombre completo era Bernhard Carl Trautmann), debido a la dificultad de los ingleses para pronunciarlo.
Comenzó jugando de central, pero ocurrió que durante un partido contra el equipo amateur de Haydock Park, un pequeño pueblo de la zona de Merseyside, Trautmann sufrió un duro golpe que le llevó a cambiar posición con Günther Lühr. Su compañero pasó a la defensa y Trautmann se colocó bajo palos.

Con la progresiva clausura de los campos de prisioneros de guerra, Bert tuvo la oportunidad de aceptar su repatriación a Alemania, pero decidió quedarse en Inglaterra, primero trabajando en una granja en Milnthorpe y, más tarde, en Huyton. 
Fue en agosto de 1948 cuando comenzó a jugar para el St. Helens Town, un pequeño club de la Lancashire Combination que había sido reformado en 1946 y donde ganó su primer trofeo como portero, la Mahon Cup, y conoció a Margaret Friar, su futura primera mujer e hija de Jack Friar, el hombre encargado de mantener con vida al St. Helens durante la guerra y secretario del club. 

LA SOMBRA DE LA FIGURA DE SWIFT Y LA IRA DE LA AFICIÓN: LA LLEGADA AL MANCHESTER CITY
Sus actuaciones con el St. Helens pronto llamaron la atención de numerosos clubes profesionales de la Football League y el que acabó llevándose el gato al agua fue el Manchester City. Trautmann firmó con los Citizens el 7 de octubre de 1949, un equipo que venía de hacer una séptima posición en una liga que acababa de levantar el Portsmouth y en la que su gran rival, el Manchester United, había terminado como subcampeón. 

El primer escollo al que tuvo que hacer frente Trautmann fue al de hacer olvidar a la hinchada su pasado más reciente. Tras su fichaje, varios socios del club intentaron boicotear su debut y las oficinas del City se vieron inundadas por miles de cartas de protesta contra el fichaje de Bert. Cerca de 20.000 aficionados se dieron cita a la entrada de Maine Road, el antiguo campo del City, para mostrar su descontento por la llegada del alemán y recibirlo al grito de "nazi" o "criminal de guerra".
A pesar de haber demostrado su descontento en privado por la llegada del portero, Eric Westwood, capitán del equipo que había comenzado su carrera en el Manchester United y veterano soldado presente en Normandía, mostró solidaridad con su compañero recibiéndolo públicamente con la frase: "No hay guerra en este vestuario".

 
El segundo escollo al que se enfrentó Bert fue al de reemplazar en la portería a Frank Swift
Swift había impresionado a la afición del City desde que debutase en el equipo en 1933 y acabó sumando más de 300 partidos con el conjunto de Mánchester, convirtiéndose en uno de los futbolistas favoritos del público. Swift se retiró en 1949 y comenzó una carrera como periodista en el News of the World. Moriría con 44 años en el accidente aéreo de Múnich que acabó con la era de los Busby Babes del Manchester United.

Trautmann debutó con el City el 19 de noviembre de 1949 frente al Bolton Wanderers. A pesar de que los aficionados iban descubriendo sus virtudes como portero, los insultos en la grada no cesaban, algo que afectó a su concentración y que llevó a sonadas malas actuaciones como a la que haría frente una fatídica tarde de diciembre contra el Derby County, donde Bert encajaría siete goles. 

Su primera visita a Londres fue a Craven Cottage para medirse al Fulham en enero de 1950. La llegada del portero fue todo un acontecimiento mediático. La mayoría de la prensa inglesa tenía su núcleo en la capital londinense, una ciudad que había sufrido con severidad los ataques de la Luftwaffe durante la Segunda Guerra Mundial. Los periodistas esperaban un recibimiento hostil para Trautmann y así fue, pero se encontraron con un hábil portero que, a pesar de no impedir la derrota (el City cayó 1-0) sí evitó que esta fuese más abultada, recibiendo una sonora ovación al final del encuentro por su actuación. Era el comienzo de una leyenda.

LES McDOWALL Y EL PLAN REVIE
El Manchester City acabó descendiendo a la Second Division en 1950 tras una mala temporada, aunque regresaría a la élite en su primer intento, con un Trautmann totalmente asentado en la portería y que acabó convirtiéndose en uno de los mejores porteros de la categoría. A partir de ahí, Bert lo jugaría prácticamente todo y comenzaría a recibir ofertas de varios clubes europeos que siempre eran rechazadas.

La década de los 50 vio el aterrizaje en el banquillo del City de Les McDowall, ex-jugador del equipo y cuya única experiencia como entrenador consistía en una temporada al frente del Wrexham. 
McDowall era todo un innovador en la táctica y movido por la importancia que un jugador como Don Revie (el futuro mítico entrenador del Leeds United) tenía en su equipo, diseñó un sistema táctico que primaría en el City durante toda la década. 

Don Revie en acción en su etapa como jugador del Manchester City

Inspirado por la aplastante victoria por seis a tres de Hungría a Inglaterra, McDowall se centró en la importancia de Nandor Hidegkuti en el equipo húngaro, indetectable para los defensas ingleses en su posición. McDowall hizo de Don Revie, un jugador con unas sobresalientes cualidades, su Hidegkuti particular, convirtiéndolo en un delantero centro que comenzaba sus ataques recibiendo el balón desde el centro del campo y sacando de su zona de acción a los centrales contrarios. 
El sistema se probó primero en el equipo de reservas del City y poco después en el primer equipo. McDowall lo denominó Plan Revie.

Con el popular sistema de McDowall, el Manchester City alcanzó la final de FA Cup de 1955, con Trautmann como primer alemán en participar en la última ronda del torneo. El City se midió al Newcastle, flamante campeón de las ediciones de 1951 y 1952 y que se adelantó en el marcador a los 45 segundos de partido gracias a un gol de su legendaria estrella Jackie Milburn. El encuentro acabó 3-1 para los Magpies

En 1956, el City alcanzaría de nuevo la final de Copa con un Bert Trautmann que había sido nombrado dos días antes del evento Futbolista del Año por la Football Writers' Association. Era el primer portero en hacerse con el galardón.
El rival en aquella ocasión sería el Birmingham City y la final acabaría siendo una de las más históricas del fútbol inglés y que terminaría de elevar al portero alemán como leyenda.

El Manchester City salió campeón en aquel Wembley lleno hasta la bandera con 100.000 espectadores con un Trautmann que haría gala de sus tremendas virtudes como portero pero, sobre todo, de su increíble instinto de supervivencia. A 17 minutos del final, el alemán se lesionó al lanzarse a los pies del delantero Peter Murphy. El golpe fue severo pero Bert se empeñó en continuar en el campo y acabó realizando dos grandes paradas que sirvieron para preservar la victoria de los Citizens. Tres días después las pruebas médicas revelaron que Trautmann había jugado la recta final del partido con el cuello roto.  


Aquella lesión hizo que Trautmann se perdiese buena parte de la temporada de 1956-57, siendo sustituído por Jack Savage, aunque regresó a la titularidad ya en la 1957-58. Su forma no era la esperada y llegó a recibir su récord de goles en la derrota 8-4 contra el Leicester City. A pesar de todo, siguió bajo palos hasta su marcha.

EL LEGADO Y LA CULPA
Trautmann jugó 545 partidos para el Manchester City durante sus 15 años en el club. Su partido homenaje llegó el 15 de abril de 1964 en un campo en el que se dieron cita más de 60.000 espectadores y donde el alemán capitaneó un once de jugadores del Manchester City y el Manchester United que se enfrentaron a un once de internacionales ingleses. En aquel encuentro se dieron cita grandes nombres como Bobby Charlton, Denis Law, Stanley Matthews, Jimmy Armfield y Tom Finney. 

Tras su retirada del City le llegó una pequeña oferta del Wellington Town, equipo en el que llegó a jugar un mes. Trautmann firmó en septiembre de 1964 y fue expulsado en su segundo partido contra el Tonbridge por conducta violenta. No volvió a jugar nunca más.


40 años después, en 2004, la reina Isabel le otorgó la Orden de Caballero del Imperio Británico por su contribución al entendimiento entre el Reino Unido y Alemania. Trautmann abrazó el nazismo en su juventud y luchó como voluntario en la guerra por lo que él creía una causa noble y justa, una ideología a la que tenía fe y cuyo máximo exponente era Adolf Hitler. 
En sus propias palabras, unas ejecuciones que llevaron a cabo los escuadrones de la muerte con Bert presente le hicieron cambiar su perspectiva. Quizá en cada actuación como portero solo buscase la redención de un pasado que le acompañó hasta el fin de sus días en España. Trautmann siempre cargó con un pesado sentimiento de culpa.

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