viernes, 17 de mayo de 2019

La última final del Little Tin Idol






Si hay una final de la FA Cup que trascienda al fútbol esa es, sin duda, la de 1895. 
La copa había logrado instalarse como un prestigioso torneo que, edició a edición, iba ganando adeptos. Además, su formato se planteaba implantar, con modificaciones, en otros lugares. Aunque aún se mantenían algunos equipos amateurs, lo cierto es que el fútbol inglés comenzaba lentamente su proceso de profesionalización y aquello parecía convertirse en algo muy serio.

El Little Tin Idol, como se bautizó al trofeo de la FA, pasó a ser una copa anhelada por los clubes de las distintas categorías que se batían el cobre en el terreno de juego para levantarla. La original, entregada por primera vez en 1872 a los míticos Wanderers, no volvería a verse nunca más después de la final de 1895 que enfrentó a Baggies y Villanos en el Crystal Palace de Londres.

EL PARTIDO
Era la quinta vez que el West Bromwich Albion alcanzaba la final de la FA. En su primera ocasión (1886) fue derrotado por el Blackburn Rovers (2-0). En 1887, el Aston Villa le impedía levantar el título al vencerle por el mismo resultado. Un año más tarde, el West Brom lograba, al fin, levantar la FA al imponerse al Preston North End y volvería a ser campeón en 1892 tras ganar 3-0 al Villa, el otro protagonista de esta historia. 

El equipo de Birmingham se veía en la final por tercera vez. Y sí, era la tercera vez que iban a enfrentarse al West Brom. El mismo West Brom al que habían vencido en 1887 y que se cobraría la revancha en 1892.
Pero esta final iba a ser distinta a todas. Y no. No iba a ser precisamente un monumento al fútbol.

Un gol a los 30 segundos de partido iba a dar su segunda copa al Aston Villa. Las crónicas de la época otorgan el tanto a Chatt, pero muchos son los que conceden el honor al capitán John Devey. Fuera quien fuese, es uno de los goles más rápidos de la historia de las finales de la FA Cup. Cuando el árbitro decretó el final del encuentro iba a dar comienzo la rocambolesca historia que sirvió de epílogo a esta ya legendaria final. 

EL ROBO
El logro del Villa debía ser mostrado para regocijo de la afición. Para ello, además del habitual paseo por las calles de la ciudad, se pensó que el mejor lugar para exponerla era una tienda de material deportivo en Newtown Row, en Birmingham, propiedad de William Shillcock. El Litte Tin Idol fue visto por última vez el 11 de septiembre de 1895. Cuando Shillcock regresó a su tienda a la mañana siguiente, el preciado trofeo había desaparecido. 

Uno o dos ladrones entraron en la tienda y, además de la copa, se llevaron algunos chelines. Al día siguiente comenzaron a correr mil versiones sobre un robo contra el cual la policía no pudo reunir todas las pistas que hubiese deseado. A pesar de realizar algunas detenciones de ladrones de poca monta, nadie sabía nada, nadie había oído nada. Así las cosas, el caso se cerró.

El Aston Villa ofreció una recompensa de 10 libras a todo aquel que arrojase algo de luz sobre el suceso, pero el Little Tin Idol nunca apareció. La Football Association multó al conjunto de Birmingham con 25 libras esterlinas en concepto del trofeo, que había costado 20. 

UN GIRO EN LOS ACONTECIMIENTOS
Henry James Burge posa para la ocasión demostrando como entró en la tienda de Shillcock
60 años y unas cuantas finales de FA Cup jugadas después, The Sunday Pictorial publicaba una historia titulada "Soccer's Bigger Riddle" el domingo 23 de febrero de 1958 en la que un hombre de 80 años llamado Henry James Burge confesaba ser el autor del famoso robo del Little Tin Idol. Burge, además, posaba para la ocasión en una fotografía demostrando como se las había arreglado para entrar en la tienda de Shillcock con ayuda de una palanca.

Burge señalaba que, junto a otros dos hombres, entraron en la tienda y se llevaron el trofeo y varios pares de botas. Confesó también que la misma noche que robaron la copa, ésta fue utilizara para fabricar monedas falsas. Pero los informes de la época de la policía de Birmingham no concordaban con la versión de Burge. 

Henry Burge era un ladrón que había pasado la mayor parte de su vida en prisión acusado por robos de viviendas y coches. A pesar de su historial nunca se pudo probar que realmente fuese el autor del robo del Little Tin Idol.
Cuando Burge salió de la cárcel en 1961, donde ingresó nuevamente por robo, se retiró a una residencia de ancianos. Murió en septiembre de 1964.

El preciado trofeo, coronado con la figura de un futbolista, nunca apareció. Hay quien cree que todavía anda por ahí, quizá en una colección privada en cualquier rincón del mundo tras haber pasado de mano en mano en el mercado negro. 

El nuevo trofeo que se otorgó en 1896 al Sheffield Wednesday fue realizado por los plateros de la firma Vaughan, que trabajaron a raíz de las réplicas en miniatura del trofeo original que se habían entregado a cada uno de los jugadores del Wolverhampton tras la final de 1893. 
Utilizado hasta 1910, fue adquirido en una subasta por David Gold en mayo del 2005. Gold, que luego fue presidente del Birmingham entre 2007 y 2009, pagó 488.620 libras.  

La entrada original de aquel mítico partido entre el West Bromwich y el Aston Villa.

1 comentario:

  1. No conocía la historia. Y me ha gustado mucho, también ha contribuido a ello lo bien que lo has contado.

    Abrazos, tocayo.

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